¿Regenerar la piel después del verano? ¡Sí, se puede! Tras la época estival es imprescindible mejorar la piel de todo nuestro cuerpo. Conviene eliminar las células muertas, las toxinas que arrastramos del verano y encarar el invierno con la piel a punto, nutriéndola a fondo para su correcto funcionamiento.
Hay que tener en cuenta que cuando la piel pierde el bronceado, mostrará los efectos negativos del sol como piel apagada, deshidratada, falta de tono y vitalidad. Si no hemos tenido mucho cuidado con el sol, las consecuencias estarán presentes también en forma de manchas. Por ello es importante reparar e hidratar la piel y así mejorar la función de barrera protectora.
Entre los tratamientos recomendados en esta época del año podemos distinguir principalmente dos tipos: faciales y corporales.
•FACIALES: En tema facial, es recomendable una higiene con exfoliación, mascarillas oxigenantes y así preparar la piel para una posterior hidratación profunda a base de Acido Hialurónico, Elastina,Vitamina C y Resveratrol todo ello con técnicas médicas y estéticas como la Mesoterapia, Electroporación, Radiofrecuencia y Endermolift.
•CORPORALES: Nada mejor para nuestro cuerpo que una exfoliación y limpieza en profundidad utilizando para ello peelings, cremas y mascarillas integrales a base de Resveratrol como antioxidante potente estimulando las enzimas de la longevidad.
Un buen masaje linfático también nos ayudará a eliminar toxinas y revitalizar la piel mejorando la elasticidad y el tono muscular. Si a todo esto le añadimos alta tecnología como el Lipomassage que elimina el exceso de grasa e imperfecciones localizadas, podremos ver unos resultados realmente satisfactorios.
Recuerda que hay que cuidar la piel durante todo el año, aunque con más hincapié en el cambio de estaciones. Sin olvidar tampoco la importancia del factor alimenticio, clave para el cuidado de nuestra piel. Es necesario incluir ciertos nutrientes como el selenio, incluido en carnes y mariscos, ideal para retrasar el envejecimiento de la piel. Así mismo, las zanahorias, las naranjas y las espinacas son ricas en betacaroteno, que activa la melanina. El té, el cacao y la soja son antioxidantes mientras que la coliflor, el perejil, el pimiento crudo, los kiwis, fresas y frutas cítricas son excelentes fuentes de vitamina C.