A la hora de tomar el sol hay que hacerlo ante todo con cabeza. El uso de fotoprotección es imprescindible, más aún en la época de verano donde pasamos mayor tiempo expuestos a la radiación solar. Si no prevenimos y protegemos nuestra piel, los efectos nocivos del sol se van almacenando y pueden hacer mella causando no sólo un envejecimiento prematuro de la piel sino también quemaduras e incluso cáncer de piel. Por ello debemos siempre convertir al sol en un aliado de nuestra belleza mediante el correcto uso de fotoprotectores que minimicen cualquier tipo de peligro.
A día de hoy, la población ha tomado una mayor conciencia respecto a los peligros a los que se expone cuando toma el sol debido al inminente aumento de casos de enfermedades relacionadas con la piel, entre ellas la más extendida el melanoma.
¿Qué es la fotoprotección?
Cuando hablamos de fotoprotección hacemos referencia a las sustancias químicas que nos ayudan a evitar o bien disminuir la cantidad de radiaciones ultravioletas que penetran en nuestra piel cuando hay exposición solar.
El factor de protección determina el tiempo que se puede estar al sol sin peligro de sufrir una lesión en la piel, tal y como pueden ser las molestas y dolorosas quemaduras. El factor de protección significa que el filtro solar bien aplicado multiplica por su número el tiempo que necesitaríamos para quemarnos según nuestro tipo de piel.
Hasta hace relativamente poco tiempo el FPS (Factor de Protección Solar) venía acompañado de un solo número (4, 6,10…) que hacía referencia a una mayor o menor protección. Ahora, lo recomendable es que estas cifras vayan acompañadas de descriptores tales como “protección baja”, “media”, “alta” o “muy alta”.
Eso sí, un buen fotoprotector debe contener filtros para UVA y UVB, ser hidratante, resistente al agua, a la transpiración y no ser tóxico, entre otros.
Tipos de piel y empleo de la fotoprotección
En función del tipo de piel y sus diferentes características, la utilización del factor de protección solar va a ser diferente. Vamos a clasificar por tanto las pieles en diferentes grupos:
• La piel infantil. Este tipo de piel es extremadamente sensible. Suele ser una piel clara, cabellos rubios o castaños. Se broncea poco y se quema con facilidad. Lo recomendable en este tipo de pieles es usar un FPS de 50 o más. El tiempo de autoprotección es de 10-20 minutos.
• Piel extremadamente sensible. Se caracteriza por ser una piel muy clara, cabellos rubios o pelirrojos con pecas. Nunca se broncean y se queman con gran facilidad, con riesgo extremo de quemaduras. En este tipo de pieles es fundamental el uso de un FPS de 50 o más. El tiempo de autoprotección es de 10 a 15 minutos.
• Piel muy sensible. Hablamos de pieles claras, cabellos rubios o castaños claros y con tendencia a pecas. Se queman con facilidad y se broncean poco. Lo recomendable es el uso de un FSP de 35-20. El tiempo de autoprotección debe ser de 10 a 20 minutos.
• Piel sensible. En esta clasificación englobaríamos la piel ligeramente mate, cabello castaño claro o castaño sin pecas. Se broncea con facilidad y raramente se quema. Lo idóneo es el uso de un FPS de 25-15 con un tiempo de autoprotección de 15 a 20 minutos.
• Piel poco sensible. En este grupo incluimos la piel morena, cabellos oscuros o negros. Se broncea muy rápidamente y nunca se quema. Lo recomendable es el uso de un FPS de 20-15 y un tiempo de autoprotección de 20 a 30 minutos.
Recomendaciones y consejos a la hora de tomar el sol
Algunas de las recomendaciones a tener en cuenta a la hora de exponernos al sol son, entre otras:
– Utilizar productos solares que protejan suficientemente la piel, en función de las características de la misma.
– Renovar frecuentemente la aplicación de los productos de protección solar. Deben de utilizarse productos que protejan de la radiación UVB y UVA, empleando siempre la cantidad suficiente para ofrecer la protección indicada y siempre ir renovando su aplicación con la frecuencia recomendada.
– Evitar la exposición solar en las horas críticas. Los fotoprotectores, independientemente del FPS que señalen, son incapaces de filtrar la totalidad de la radiación ultravioleta, por ello es preferible evitar las horas de mayor irradiación.
– Evitar que los bebés y niños de corta edad se expongan demasiado a la radiación solar directa. Una temprana fotoprotección es clave para asegurar una mejor garantía a la hora de disfrutar de una piel sana en la etapa adulta.
– Es recomendable el uso sistemático de sombreros, gorras, camisetas y gafas de sol, especialmente en niños de corta edad.
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