¿Sabías que nuestra piel se comporta en el organismo como un elemento de defensa frente a elementos externos? Para mantenerla en las óptimas condiciones de hidratación y protección es de vital importancia realizar un cuidado diario, estos cuidados pueden ir desde el uso habitual de cosméticos hasta tratamientos más específicos como el peeling.
A la hora de hablar del peeling tenemos que diferenciar entre dos tipos diferenciados: físico y químico. El primero consiste en la aplicación de un agente físico con el objetivo de disminuir la capa más superficial de nuestra piel (epidermis), pudiendo llegar a la dermis con algunos de estos métodos. Podemos encontrar desde algunos sencillos y superficiales como los scrub (formato crema), otros de actuación en grado medio como es el caso de la punta de diamante y otros algo más complejos como pueden ser el láser (Láser CO2, Pixel…)
En el caso de los peelings químicos hablamos de una técnica sencilla empleada para mejorar el aspecto del cutis a través de la renovación acelerada de las capas más superficiales de la piel (exfoliación) y la reparación de las capas más profundas, por lo que se trabajan diferentes profundidades de la piel.
En este caso nos centraremos en abordar un poco más sobre el peeling químico. Dependiendo de la profundidad de acción de los agentes químicos que se utilicen el peeling puede ser:
– Superficial. En este caso el peeling actuaría sobre las arrugas finas, piel grasa y poros dilatados, el color no uniforme, deshidratación, falta de luminosidad y ojeras.
– Medio. La acción del peeling se centraría en arrugas, manchas y cicatrices.
– Profundo. El efecto del peeling actúa sobre flacidez, machas severas y cicatrices más profundas.
Tenemos que tener en cuenta que cuanto más profundo sea el peeling que realicemos mayor será la reparación que se produce en la piel y por tanto, mejor es el efecto y el resultado, aún así también es importante reseñar que se incrementan los niveles de irritación, enrojecimiento y exfoliación de la piel.
Durante y después del procedimiento
Durante el tratamiento el paciente puede tener una sensación de ardor o picor, es totalmente normal y desaparecerá a los minutos de que el médico haya retirado el producto. Tras el procedimiento la piel puede verse ligeramente enrojecida y algo tirante. Pero no será hasta la primera semana cuando nuestra piel experimente el proceso de renovación celular. El paciente no debe preocuparse ya que se trata de un efecto muy beneficioso, es importante que observe los diferentes cambios que su piel va a ir experimentando y consultar con el médico en caso de cualquier duda.
Una vez finalizado el tratamiento el doctor indicará las cremas regenerantes e hidratantes que debas utilizar en los días posteriores en función de las necesidades específicas de cada paciente.
¿Puedo hacerme peelings durante todo el año?
Existe la falsa creencia de que sólo se pueden hacer peelings durante el invierno… ¡Falso! Se pueden realizar peelings durante todo el año, incluso durante la época estival. Lo que sí tenemos es que extremar las precauciones, por ello será fundamental seleccionar el tratamiento más adecuado dependiendo de la época y emplear productos con propiedades antioxidantes que protejan la piel frente a la radiación solar y fotoprotección solar.
¿Con qué frecuencia podemos realizar un peeling?
Se puede realizar un peeling cada 15-45 días, el número final de tratamientos siempre dependerá del estado concreto de la piel del paciente, el número de sesiones programadas por el médico y el resultado que pretendamos conseguir.
Si desea conocer cuál es el tratamiento de peeling que más se ajusta a sus necesidades, solicite ahora una primera consulta informativa gratuita y nuestro equipo de expertos le asesorará sin ningún compromiso.