Mediante el coaching, se estimula a que cada persona descubra su verdadera motivación, y no la de los otros, con el objetivo de realizar los cambios personales que le ayuden a poner en marcha la rueda de la satisfacción con el propio cuerpo. El coaching ayuda a averiguar cuáles son los valores de la persona y a establecer un objetivo más allá de la presencia física.
El coaching utiliza herramientas de la PNL (programación neuro lingüística), que es un excelente medio de autoconocimiento y crecimiento personal, que aporta, no sólo la identificación de lo que hay que hacer, sino de cómo puede hacerse; y también, de la Terapia Cognitivo-Conductual, en la que se da especial importancia a los pensamientos, las emociones y las conductas.
Durante el proceso de coaching se trabaja y se “entrena” a la persona para conseguir una autoimagen positiva, que al mismo tiempo refuerce la autoestima y autoconfianza. El coach te ofrece herramientas para descrubir en ti los recursos necesarios para el cambio.
Entre los objetivos relacionados con la belleza e imagen corporal, está el de aprender a verse con mayor objetividad, a pensar más favorablemente en sí mismo y comportarse de acuerdo a una manera más gratificante de verse.
"Aprende a apreciarte más y a vivir más contento dentro de tu propia piel"
Algunas mujeres u hombres se someten a tratamientos estéticos continuos, sin llegar a verse bien ni sentirse bien. El primer paso es sentirnos a gusto con nuestra propia persona desde dentro, desde el diálogo interno positivo. Muchas veces la forma en que valoran la apariencia, determina la forma en que se valoran globalmente como personas. Es bastante habitual que se evalúe negativamente nuestra apariencia, generalizando esta visión negativa hacia otros aspectos de la persona.
El concepto de uno mismo puede mantenerse fijo o cambiar; no hay recetas cerradas para “saber ser”, pero piensa por un momento si la imagen que tienes de ti mismo es tu mejor versión. Tendemos a no cambiar esa imagen de nosotros mismo, porque, inconscientemente, somos muy leales a lo que deseamos ser, a como nos gustaría estar; y más fieles aún, a “lo que tendríamos que ser” y/o “como tendríamos que estar”.
Todo lo que sientes, se proyecta hacia fuera, en tu entorno, en tu imagen y en tu estilo de vida"
El cuerpo es la base de nuestra imagen externa y su apariencia nos confirma o desmiente, si estamos en sintonía con nuestra identidad. En ocasiones queremos cambiar sólo lo de fuera para sentirnos bien; esto unas veces funciona y otras no.
Muchas veces la imagen externa no es coherente con tu propia identidad y envías mensajes contradictorios a tu mundo.